Prueba de Fe desde hace Treinta Años
Escrito por Les Hodson, McKinney, Texas, First Christian Church
Sucedió a principios de 1992. Se hizo una solicitud muy inesperada para construir una casa para reemplazar una casa que se había incendiado en el extremo sur de Texas. La solicitud probablemente provino de la Oficina Regional de los Discípulos, a través del Rvdo. Keith Strain en la Westmont Christian Church en Lubbock, TX, y llegó a la First Christian Church de McKinney, TX, con el ministro asociado, el Rvdo. Tom Wilkins. Tom se puso en contacto conmigo y me preguntó si podíamos construir una casa. Sin estar nosotros seguros de lo que esto conllevaría, a Tom se le dio el nombre del reverendo Feliberto Pereira para obtener más información sobre la necesidad de la casa. El reverendo Pereira nos dijo que la casa había sido destruida por personas que buscaban drogas y dinero. El reverendo Pereira dijo que la casa estaba ubicada en una llanura aluvial y tenía acceso limitado durante la temporada de lluvias. El reverendo Pereira también explicó que la ubicación estaba a cinco millas fuera de los límites de la ciudad de Los Fresnos, TX, que está a 570 millas de McKinney, Texas.
La casa pertenecía a una persona con membresía en la iglesia del reverendo Pereira, Ester Rodríguez. Ester era anciana gobernante en la iglesia y tenía diez familiares que vivían con ella. Todos necesitaban un lugar para vivir. ¡Qué maravillosa líder laica cristiana era ella!
Durante la conversación con el Rev. Pereira, nos informó que podíamos quedarnos en el salón social de su iglesia, Iglesia Cristiana Ebenezer, ubicada en Los Fresnos, Texas. Después de la discusión con el Rvdo. Pereira, pusimos en marcha planes para que los grupos de jóvenes recaudasen fondos para materiales, transporte y comidas para el viaje misionero a Los Fresnos.
Como no sabíamos mucho acerca de Los Fresnos, decidimos llevar dos remolques de 16 pies para llevar todos las herramientas y los materiales necesarios para la construcción, así como todo nuestro equipaje. Se iban a usar dos camionetas de pasajeros para jalar los remolques y transportar a 17 jóvenes y 2 adultos. Saldríamos de McKinney ese sábado por la mañana en 1992.
El viaje desde McKinney, Texas, se prolongó durante catorce horas y media. Como este era nuestro primer viaje misionero, no sabíamos cómo viajar ni adónde íbamos. Se hicieron muchas paradas para descansos, comidas y gasolina, y éstas aumentarían el tiempo de viaje. No había GPS, ni celulares, y solo teníamos mapas en papel para ayudarnos en la navegación. Cuando pasamos por Kingsville, Texas, pensamos que estábamos cerca de Los Fresnos. Nos detuvimos en un teléfono público para avisarle al reverendo Pereira que estábamos cerca. ¡Descubrimos que todavía estábamos de dos y media a tres horas de distancia!
Cuando finalmente nos acercábamos a Los Fresnos, un carro de policía prendió sus luces y nos detuvo. ¿Qué habíamos hecho mal? El oficial de policía se acercó a la ventana y nos pidió que lo siguiéramos. . . ¡a la Iglesia! El reverendo Pereira había pensado que andábamos perdidos y avisó a la policía. ¡Qué alivio cuando llegamos! ¡Alabado sea Dios, lo logramos de manera segura! Mientras salíamos de las camionetas y estirábamos brazos y piernas para ahuyentar el cansancio del camino, el reverendo Pereira nos dio una cálida recepción, con abrazos y gracias por haber venido.
Comenzamos a descargar el equipaje y la ropa de cama en el salón social de la Iglesia Ebenezer, salón que sería nuestro albergue para dormir, comer, y bañarnos durante la semana. Los 34 jóvenes y adultos de las iglesias de McKinney y Westmont dormirían acomodados a lo ancho del piso. Los jóvenes rápidamente descubrieron que las dos regaderas solo tenían agua fría. ¡No tomaron mucho tiempo para bañarse y lavarse el cabello!
El domingo por la mañana del primer día, asistimos al culto matutino de la Iglesia Ebenezer. Esta fue la primera ocasión en que los jóvenes participaron en un culto en español. El culto y la calurosa acogida de la congregación fueron experiencias importantes para los jóvenes.
Después del culto y el almuerzo, nos subimos a las camionetas y nos dirigimos al lugar donde estaríamos construyendo la casa. Cuando nos bajamos de la carretera estatal número 100, avanzamos por un caminito lleno de baches, y luego pudimos ver los restos de la casa incendiada a aproximadamente un cuarto de milla de distancia. Cuando nos detuvimos cerca del terreno de la antigua casa, las cabras se acercaron a saludarnos. Las cabras estarían presentes toda la semana y, por supuesto, nos estorbarían. Cada mañana, cuando llegábamos de regreso al sitio de la casa, teníamos que barrer los “regalos” que las cabras nos dejaban en el sitio.
Mientras caminábamos hacia el edificio incendiado, notamos que no había una base sobre la cual construir. De hecho, no teníamos ni base, ni el diseño (perfil del piso) para la ubicación del edificio. Tuvimos que marcar los límites de los cimientos del edificio y enterrar las vigas del fundamento a mano. Nos tomó toda la tarde completar esa tarea. Trabajamos hasta la noche para organizar y construir los marcos y colocar la malla de alambre y las barras de refuerzo que habíamos transportado desde McKinney para completar el diseño de los cimientos. Terminamos al anochecer y regresamos a Los Fresnos. Todos los jóvenes y adultos estaban agotados por el trabajo del día. ¡Esto fue solo el primer dia!
El lunes por la mañana, es decir el segundo día, tuvimos que regresar al sitio temprano porque los dos camiones de cemento debían entregar y tirar el cemento a las 8:00 a. m. Mientras esperábamos, se tuvieron que hacer algunos ajustes. Además, teníamos que preparar cómo íbamos a mover y emparejar el cemento a medida que se tiraba. Teníamos que tener el concreto lo suficientemente húmedo para sacarlo y moverlo con facilidad, pero no demasiado, solo lo suficientemente húmedo para instalarlo y dejar que se curara parcialmente. Los jóvenes juntos estarían estirando de una tabla larga de 2×4 para emparejar el cemento por encima de la malla y las barras de refuerzo. ¡Asombroso! Cuando se tiró y emparejó todo el cemento, ¡el fundamento estaba nivelado! Terminamos alrededor del mediodía con tirar el cemento. ¡Qué trabajo tan asombroso hicieron los jóvenes para poner los cimientos en su lugar! Los cimientos ahora tenían que curarse y reposar antes de que pudiéramos construir sobre ellos. Normalmente, lleva de dos a tres días poder edificar sobre unos cimientos de concreto.
Sin embargo, el lunes por la tarde, ya necesitábamos comenzar a construir los muros. Por lo tanto, despejamos y limpiamos un área cercana a los cimientos para comenzar a armar paredes de tablas de 2×6” de 8 pies cuadrados. Usamos tablas de 2×6” porque no sabíamos si las de 2×4” soportarían los fuertes vientos de la costa. Las paredes de 2×6” son muy pesadas, por lo que tuvimos que armar secciones más pequeñas que luego se pudieran colocar en su lugar. Parte del grupo estaba instalando plantillas para cortar las vigas del techo. Las paredes exteriores fueron armadas y quedaron listas para ser levantadas sobre los cimientos, cuando dejamos de trabajar por ese día.
El tercer día, martes, regresamos al sitio para investigar si el cemento de los cimientos estaba lo suficientemente sólido para trabajar. Con las temperaturas cálidas en el Valle, el concreto se cuaja más rápidamente. Pero no sabríamos si ya estaba listo sino hasta probar la base.
Llegamos al fundamento de la casa, pero lo primero que tuvimos que hacer era retirar los “regalos” (excrementos) que habían dejado las cabras durante la noche. Mientras limpiábamos, la superficie parecía estar lista. La decisión fue dejar los encofrados de cimentación un día más, pero se procedería a empezar a construir sobre el fundamento.
Entre todos los jóvenes levantaron las paredes de 2×6 y las colocaron en su lugar. Se agregaron refuerzos a las paredes para mantenerlas en su lugar. Después de colocar los muros exteriores, se colocaron los muros interiores que ayudarían a estabilizar los muros esteriores, sobre los cuales se colocarían los marcos para el techo. Se pudieron clavar las vigas del techo en su lugar. ¡La estructura del edificio ahora comenzaba a tomar forma!
El cuarto día, miércoles, siguió estando bien el fundamento, después de haber completado un día completo de trabajo por encima de él. Así pudimos continuar con colocar la cubierta del techo y comenzar con el revestimiento de las paredes exteriores.
El quinto día, jueves, pusimos papel de alquitrán en el techo para poder colocar las tejas. Se siguió el revestimiento y se instalaron una puerta y ventanas.
El sexto día, viernes, terminamos el revestimiento y los aleros del techo. Es sorprendente que completamos la nueva casa en obra negra para Ester y su familia. Los restos de la antigua casa quemada todavía estaban allí, pero la nueva estructura estaba lista para el acabado interior. Quince años después, el gobierno solicitó que no quedaran casas en la llanura aluvial e indemnizó a las familias para que se desalojaran. La familia de Ester entonces tuvo suficiente dinero para comprar un nuevo terreno y una casa cerca de Los Fresnos. La familia continuó activa en varias iglesias, y ella continuó activa en la iglesia de Los Fresnos como traductora, anciana, maestra, poeta y ayudante de Dios. ¡Que bendición!
A lo largo de los últimos treinta años, muchos jóvenes y adultos más se han unido para trabajar con Feliberto y para ayudar a servir de manera significativa, siendo de bendición tanto para ellos mismos como para las personas beneficiadas. Durante estos años, muchas vidas han sido salvadas y dirigidas hacia el Señor, a la vez que se ha trabajado para apoyar y ayudar a las personas. Todos los jóvenes que han sido tocados por estos viajes regresan a sus hogares con una nueva perspectiva en torno a su vida y sus propósitos. De alguna manera, trabajar con Feliberto en SWGSM (Ministerio del Buen Samaritano) ha sido una incubadora espiritual para los jóvenes que, al regresar a casa, han contado las historias de lo que les sucede a las personas y los inmigrantes en la desembocadura del Río Bravo de Texas.
Después de trabajar con Feliberto y SWGSM durante treinta años, se puede ver que las experiencias combinadas de tantos han hecho una gran diferencia. Todo esto comenzó con esta experiencia de gran relevancia cuando un grupo de jóvenes vino a ayudar a construir una casa. Ahora, mirando hacia atrás, en el 2022 hacen ya treinta años, vemos que fue más que construir una casa. Fue una prueba de fe que Dios puso ante nosotros para prepararnos para la obra continua de Dios que se revelaría en el futuro.
Al mirar hacia atrás sobre lo que se ha hecho, vemos la casa construida en 1992, la compra de la propiedad/plantel de Bayview en el año 2000, las setenta “Casitas” (cabañas) construidas por muchas iglesias entre el 2007 y el 2010, las muchas estructuras creadas en el terreno del plantel para uso del ministerio, la bodega para la distribución de ropa en rápida respuesta a las necesidades urgentes y la publicación en el 2022 de los mensajes de radio de Feliberto para ser compartidos tanto por hispanos como por angloparlantes. Esperamos que usted continúe apoyando al ministerio de SWGSM, donde buscamos seguir compartiendo el amor de Dios, la palabra de Dios y el servicio en nombre de Dios a los demás. ¡Dios te bendiga!